jueves, 21 de julio de 2011

Shopaholic

Me confieso adicta a las compras por internet. A menudo me ha resultado muy frustrante comprar en una tienda al uso. De forma habitual no tienen mi talla; de forma habitual me ofrecen vanas esperanzas porque piensan que la tienen y no, nunca piensan que el pandero hay que meterlo en la pieza de ropa que se tercie (confirmado está que engaño mucho, y aunque tengo más cadera que espalda, no debe de parecerlo). Y cada día que pasa me molestan más las multitudes en general, y algunos individuos en particular.

Esta españolita de pro, con una talla más de bajos que de altos, se las ve y se las desea para encontrar algo que le entre, que le siente, y que no le horade el bolsillo (esta última tarea es harto complicada). Y no es plato de gusto verse abocado a la "ropa de señora", contra la que no tengo ningún pero más que el pero mayor de todos...¡no me gusta!!!!!!!!!!.

Y al descubrir que en un clic encuentro cosas bonitas, de mi talla y a buen precio, que si no me sienta una vez las pruebo las devuelvo sin problema, que me lo mandan a casa y no tengo que ir a ningún sitio...¡creo que enloquecí!.



Moderación, amigo conductor,...que la carretera tiene curvas y vas a salir despedida en una de ellas.

P.D. Estoy descubriendo que muchas actividades con las que tendría que disfrutar, en realidad me "agonian". La primera, comprar ropa, la segunda...muebles/adminículos de casa.

4 comentarios:

  1. jajaja, me sucede lo mismo. No me gusta comprar ropa por razones prácticamente iguales a la tuya.
    Pero cuando no hay más remedio que hacerlo, lo hago probándomela. No sé si me atrevería a comprar ropa que no me hubiese probado antes.
    Igual un día te pido consejo y te pregunto sobre esas páginas. Saludos.

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  2. Pues a mí me encanta comprar "cosas para decorar", cambiar rincones, dar "nuevos aires" (excusas para rodearme de un ambiente agradable, suplir exteriormente lo que me falta por dentro, imagiono)
    Yo dilapido mucha pasta en ropa y accesorios. Y eso que me deprimo cuando me veo en los probadores iluminadísimos, reflejada desde ángulos que no sabía que tenía.

    :-(

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  3. No hay dos espejos iguales, Zeltia. Y la luz halógena es una cabrona con pintas.

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  4. Belkis, odio las aglomeraciones, y odio las esquinas de las cortinas de los proveedore por donde acaba viéndote hasta el apuntador. Y odio la sensación que me produce el que no me quepa nada de lo que me ofrece el de la tienda, aunque sea capaz de sobreponerme.

    En la intimidad lo llevo mucho mejor. Y cuando quieras pregúntame lo que quieras. Bicos.

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