lunes, 15 de febrero de 2010

Imaginación

No tengo imaginación. Esto constituye una limitación palmaria. En mi caso no puedo imaginarme cómo quedará un baño si pones tal cosa de tal medida, ni cómo será el salón, y sobre todo si ocupará mucho, poco,...qué es un metro en la vida real es algo que, sinceramente, se me escapa.

Así que, para pensar qué quiero hacer en el piso de obra que me estoy comprando sudo y transpiro, y me desespero.

Sin embargo, no tengo el más mínimo problema en imaginar en qué posturas y/o lugares de la casa me gustaría tener sexo con mi chico, con toda profusión de detalles, por lo que llego a la conclusión de que la vida, en general, y mi psique, en particular, son unas cabronas con pintas, porque no puedo imaginar aquello que, de un modo u otro tendré, y sí que me hago a la idea de lo que no puedo tener.

Así que cuando el cuerpo te juega estas malas pasadas, desearías inmediatamente ser otra persona, o no ser nada.

Eso sí, ahí está costillita para echarle imaginación al mobiliario del hogar, y para esperar pacientemente a que mi cuerpo deje de hacerme la "puñeta" por sistema.