viernes, 22 de julio de 2011

Caminando

No se puede decir que me guste el deporte: odio correr, no me gusta nadar y de hecho no lo hago bien (mi linda cabecita no puede sumergirse, por diversas razones que no vienen al caso), si juego a algún deporte de raqueta (que me gusta y no se me da mal, para no tener ni idea) es probable que no mueva el brazo en dos días,...a excepción del ping pong (pero claro, como no tengo finca con mesa propia, sólo puedo jugar cuando voy a Decathlon, a darle "palizas" a mi "costillica", y eso que es más alto, más fuerte y más todo).

¡Ah, señores!, pero hay una notoria excepción....bailar. Para esto siempre hay energías, buena disposición y ganas,...y ninguna compañía para hacerlo, lo que lo hace menos divertido.

Pero en esta etapa de la vida se abre camino con fuerza el andar (Ay, Tatarina de Tarascón...).

Me encanta ir los domingos por la mañana a andar por el monte, y aunque acabo hecha unos zorros, me produce una enorme satisfacción estar al aire libre, llueva o haga sol (sí, he dicho llueva, pero acotemos términos: llevo bien que llueva en invierno,...pero estos 20 días de lluvia en pleno julio los llevo fatal).



Y después de una semana sin salir a andar, teniendo en cuenta que la caminata anterior había sido de alrededor de una hora, nada más, me subía por las paredes: notaba que me faltaba descargar tensión. Y estoy por decir que, por primera vez en mi vida, he tenido "mono" de hacer algo siquiera remotamente relacionado con el deporte....¡y lo he hecho!.

Ayer conseguí ir a andar otra horilla...y tengo un ligero dolorcillo en las piernas (qué desagradecido es el deporte, dos semanas bajando rendimiento y ya estás anquilosado), y sensación de deber cumplido.

P.D. Después de 4 horas de caminata dominical, siento como si mis pies fueran los de la foto, caminando sobre brasas.

3 comentarios:

  1. 4 horas! yo nunca caminé más de dos. Me canso. Y que no haya cuestas, si no, además de cansarme, me deprimo.

    pero me gusta andar por los caminos en el monte, por las orillas de los rios... si voy sola son mucho más provechosos los paseos, pienso, observo, me relajo, estoy en comunión con lo que me rodea.
    (a veces me aburro un poco y me vuelvo o pongo música; pero pocas veces me aburro antes de cansarme, je.)

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  2. Dicen que hacer ejercicio regularmente, sobre todo cuando uno empieza a ver los beneficios de ello, activa no sé qué hormonas (o quizás sean las endorfinas?, no tengo ni idea) que provocan una sensación de bienestar con uno mismo y el propio cuerpo y es lo que hace que nos guste continuar con el deporte, aficionarnos y en ocasiones volverse adictos a él.
    Yo, por circunstancias personales, no tengo tiempo para nada, ni siquiera para salir a andar, si no es para hacer algunas compras. Pero si algún día logro organizarme, a mí lo que me gusta es ir al gimnasio, hacer bici, pesas, correr en la cinta,....todo eso. Ojalá algún día!

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  3. Jo, otro comentario que no salió. Te decía, hace mil años, que una menda odia el gimnasio con todas sus fuerzas, por eso busco actividades alternativas tipo bailar o andar, con música y paisaje que me distraigan del esfuerzo físico.

    Lo de las endorfinas, no sé...supongo que será verdad, pero también pienso que hay mucho "enganche psicológico".

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