martes, 18 de marzo de 2014

Sexo, sexualidad, violencia y banalidad

Hace ya tiempo que reflexiono acerca de la falta de naturalidad, espontaneidad y frescura que rodea todo lo relacionado con el sexo.



Obviamente, lo hago desde el punto de vista de una mujer, porque es lo que soy, y el haberme percatado de todas las injerencias educacionales tanto paterno-maternales como sociales me ha dejado perpleja; se extienden hasta el infinito y más allá…

      ü  El sentirme desconectada de mi cuerpo
ü  “Niña, al sentarse se cierran las piernas”
ü  “No digas eso”
ü  De eso no se habla en primera persona, mi hija es un maravilloso ser asexuado.
ü  ¿Por qué tiene que enterarse todo el mundo de que tienes la regla? (antes de que te hubieran implantado la semillla de la vergüenza, cuando no comprendías de qué tenías que avergonzarte exactamente).
ü  “La regla no puede pararte”.
ü  La regla es una condena, un castigo, una mierda.
ü  Hueles mal, tienes que desodorizarte,
ü  Obviamente, tu vagina huele peor, nadie debe notar qu tiene un olor particular ni que sangra cuanod lo hace, porque eso es inaporpiado, cuando no vergonzante (y a eso juegan los anuncios de las nubecitas de marras)
ü  Quizá no me quiera si no follo bien, quizá no me quiera si no quiero tener sexo duro siempre y a cada hora...
ü  ¿Qué pasará cuando descubra que no me comporto como las actrices porno?, y es que tampoco me mola hacerlo así; como mucho una vez cada año bisiesto, pero todas las veces la fantasía del sexo directo sin afecto con penetración y en estado de sumisión cuando no violación,…en fin…



La jaula es grande en un país occidental, pero sigue siendo una jaula en una sociedad patriarcal y dominante abierta o sibilinamente por la religión como guía moral, y por el dinero y el poder que éste otorga como guía real…



No obstante, cuando leo textos al respecto, la pasión que se les imprime es tal que a veces más parecen soflamas, integrismos,…entiendo que son la consecuencia de los siglos de dominación, de la rabia que te embarga cuando te haces consciente del juego y de lo mucho que las mujeres caemos en él y lo aceptamos como parte castrante en nuestras vidas.

Y esta mañana, de repente, me dio mucha lástima el género masculino. Porque está bien: sociedad patriarcal, dominación del hombre, sumisión de la mujer,…pero estos hombres de ahora son también el resultado de esa evolución social, y tienen muy pobres referencias en cuanto al sexo para mejorar; ¿cuáles?, pues por ejemplo:

ü  Las religiosas, en cuanto a lo pecaminoso del cuerpo en general, y del de la mujer en particular,
ü  El cuerpo femenino como objeto de consumo
ü  Sexualización del cuerpo y conducta para vender, adscrito a actrices, cantantes,…pero por supuesto no las mujeres decentes,…
ü  Uso y abuso del sexo en el marketing
ü  Introducción del sexo en las películas y series pero no como algo natural sino como un gancho para atraer (por dios, esos coitos con el sujetador puesto…¿en serio?).
ü  Porno, el actual adictivo y paralizante, porque el sexo que en su mayoría se vende es ejerciendo la violencia, sólo con penetración, y por supuesto para ser un hombre de verdad tienes que tener un pene enorme y que se levante siempre…


Sin embargo, la realidad se empeña en demostrarme que hay muchos hombres que, si bien son sensibles al porno y se excitan con él (vaya, también yo, aunque le vea los fallos, aunque me sobran muchas escenas, y me ahorro el chiste fácil), les parece simplificado, carente de alma, e instrumentalizado, pene y vagina y loa actores desconectados (casi podrían estar leyendo el periódico); y esto sin hacerme ninguna consideración sobre la parte de esclavitud y trata que a menudo empaña el porno.



Nos hemos hecho vagos e impacientes, en este mundo digitalizado, sin embargo, hay hombres que anhelan el sexo en toda la extensión de la palabra, con besos, lamidas, caricias, contacto, piel con piel; follando con alguien, no con algo.

Así que me lamento por mí como mujer, al mismo tiempo que veo que el bagaje de los hombres no es mucho mejor.

Quizá estén en una posición más cómoda para el dominio, pero son esclavos de los roles, de los prejuicios, de la falta de información sobre el deseo, de la falta general de humanidad que rodea el sexo, y muchos sienten que les falta algo, que hay mucho que no saben ni saben cómo aprenderlo, dónde están las fuentes…



Cuánto miedo alrededor del sexo, cuánto deseo de control; qué difícil vivirlo y transmitirlo con naturalidad…