miércoles, 28 de julio de 2010

La senectud

Menuda jugada te hace la vida, haciendo que te desgastes progresivamente, a veces sin apenas notarlo, y sin que tampoco lo noten tus allegados, hasta que empieza a fallarte el cuerpo, como una carraca desmadejada y sin voluntad de otra cosa que no sea aferrarse a la vida, con una ciega voluntad alimentada por el miedo cerval a la muerte.

Rezo todos los dias porque te sobrevenga la muerte mientras duerme. Porque todos sufrimos, pero sobre todo, porque tú sufres más que nadie al ser consciente de tu decadencia tan repentina e incontestable. Ni siquiera la puta vida te ha concedido el favor de permanecer ajena a todo esto.

Te quiero.

4 comentarios:

  1. Cuesta imaginar la muerte dulce, pero la muerte es muchas veces lo mejor que se puede desear.

    Quienes hemos visto sufrir a personas que amamos podemos entenderte.

    Un abrazo solidario, Wendy

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  2. Muchas gracias.
    Desearle la muerte a alguien no está bien visto, pero si en este caso yo deseara que siguiera viviendo, lo haría por puro egoismo.

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  3. Sí, claro que te entendemos. Más tarde o más temprano todos debemos enfrentarnos a esos momentos tan agrios. Acompañar, aunque duela mucho, es lo mejor que se puede hacer. Y aprender, pa cuando nos toque, uff. Ay, la consciencia.

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  4. No creo que se pueda aprender esto, Susana. Hay que pasarlo, sufrirlo y asumirlo. Y todas las veces son como ñla primera. QUé poco nos preparan para el dolor y la frustración. Es una carencia educativa enorme.

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