martes, 29 de septiembre de 2009

Willy

Hace unos ocho años que conozco a Willy, y debo reconocer que mejora con los años. O quizá es mi visión la que va cambiando. No sé, es la misma sensación que cuando ves a alguien agradable más guapo y a un completo gilipollas más feo, aunque sea un anuncio andante.

Willy causa esa sensación de serena satisfacción en mí. Quizá no me haya acostumbrado del todo a su olor, y por eso trato de que su dueño lo lave constantemente; sus jugos tampoco me resultan especialmente sabrosos, y la textura de los mismos me desagrada, por eso procuro no tragar nada, y disfrazo los prolegómenos con saliva o chocolate. Quizá eso cambie alguna vez o quizá no, pero yo soy así, no me gusta el olor natural de Willy en plan asilvestrado, en plan sudor y olor a “hombre”,… soy de la tribu del olor a jabón, y no creo que haya mucho que hacer.

Pero lo que realmente me encanta de él es su tacto. Es tan delicado como la seda, suave y delicioso, también cuando se esconde, y duro como el mármol más pulido cuando se yergue orgulloso y anhelante, o simplemente contento, o pedigüeño, o simplemente a la expectativa.¡Y pensar que a veces me da miedo!.

Su perfil tampoco está nada mal, libre de capuchón, que perdió ya hace mucho tiempo porque frustraba sus ganas de crecer y conocer otros territorios, o de que su dueño le diera buen uso. Es siempre muy estético, ha perdido ese punto ridículo que siempre me ha parecido que tienen los otros en estado de relax, aunque erectos se parezcan todos.

Así de juguetón, delicado y firme, complaciente y suave, … y sobre todo, es mío. Y lo quiero.

2 comentarios:

  1. jajaja, ahora me hago una idea más directa de "willy"
    aunque escribe muy bien en el teclado pàra estar sin apéndices y tener únicamente la cabeza!

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  2. Él me cuenta y yo lo transcribo...es de bien nacido ser agradecido (jjj).

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