Al hilo del revuelo montado por el anuncio de boda de Di Stefano y la petición de incapacitación solicitada por sus cinco vástagos, me ha invadido el desencanto.
Después, me he preguntado: ¿cuando dejamos de ser adultos para convertirnos de nuevo en niños que necesitan tutela?, ¿cuándo lo nuestro, lo que hemos conseguido nosotros, deja de serlo?, ¿con qué derecho sienten otros que lo tuyo es suyo, si no han hecho nada para ganarlo ni merecerlo?.
Y, ¿cuándo deja uno de tener derecho a enamorarse?
ResponderEliminar¿Y de elegir a sus compañías?
Poderoso caballero...
Cuando si tu ejerces ese derecho, hay otros que pierden la fuente de ingresos con la que contaban y de la que ya se sienten propietarios...
ResponderEliminarsiempre me ha producido perplejidad que los hijos, en un momento dado, decidan que lo de sus padres es suyo y ya sus padres no tienen derecho a decidir.+
ResponderEliminarTerrible la vejez (toda la sociedad protege a los niños, incluso la propia naturaleza maternal etc. protege a los niños... quien protege a los ancianos?)
Le hemos perdido el respeto a la vejez, y pervertimos el sentido de la propiedad privada según nuestro torticero interés.
ResponderEliminarComo estamos en una sociedad que fomenta el culto a la juventud y al canon que se establece de belleza, lo que esté fuera de eso ya no se considera valioso; y si aún por encima te tienes que hacer cargo de esa persona, porque a menudo llega una etapa de la vida en la que se invierten los papeles y te conviertes en cuidador de tus cuidadores...pues qué menos que cobrarse ese sacrificio.
También pienso que nuestra sociedad se lo ha buscado, porque criando niños egoístas y malcriados que piensan que pueden hacer lo que quieran y que son el centro del mundo, obtienes adultos con las mismas pretensiones.
Discuto a menudo por este tema con conocidos y amigos, porque parece ser que como mis padres tienen ciertos bienes que les ha costado toda una vida conseguir (y todavía no aciertan a comprender cómo han tenido tanta suerte), por lo visto yo ya puedo considerar cómo voy a gestionar el capital, y pocos me entienden cuando digo que yo no "trabajo" con lo que no es mío, y que una realidad en la que se "fundan" todo lo que tienen porque lo necesiten o porque así lo deseen es posible y razonable; algunos me preguntan si yo lo permitiría...¿cómo?, ¿y qué narices tengo yo que permitirle a los demás con lo suyo?. Lo mío es lo que me he ganado yo. Ya estamos retorciendo el argumento de la legitimidad: ¿es prioritaria mi legitimidad o la suya?...
Cuánto daño ha hecho la herencia legal...cuánta endogamia y cuánta falsedad por la "plata", cuánto falso samaritano, cuánto maltrato al mayor hasta que interesa su dinero...Cuánto hijo legítimo que no merece ni el agua que bebe y tiene la herencia legítima, por ley...por la cara.