En mi afán de volver a la vida en todos sus matices, me he propuesto masturbarme al menos una vez al dia; en fin, unos se proponen ir al gimnasio, otros aprender inglés,...y yo despertar.
Empecé relativamente bien, porque al inicio de este ejercicio me tocó dormir sola, y aunque el trabajo podría ser una opción, ya que desperdicio en él unas 9 horas y media al dia, vi frustradas mis expectativas al conocer la pronta incorporación de varios compañeros que se trasladaban desde otras instalaciones. Mucho me costó hacerlo la primera vez, y ahora se diría que tengo que recuperar el "ámbito de confianza".
Al mismo tiempo, mis jefes insisten en reubicar una y otra vez la que probablemente sea la reunión más importante y más estéril de todo el año, en lo que a mi parcela laboral se refiere.
¿El resultado?, insomnio, cansancio, mala leche, contracturas musculares (que una vez torturadas han permitido el ansiado reposo),...y dos picas en flandes en dos semanas.
Evidentemente, no parece que la noche sea buena candidata, pues el masturbarme me produce la misma sensación que beber un vaso de vino, empiezo a dormir plácidamente, y a las cuatro horas despierto con los ojos como platos, y al carajo el descanso.
Evidentemente, tener unos jefes que se pasan por el forro del pantalón mi trabajo tampoco ayuda.
Evidentemente, mis pudores, miedos y faltas de confianza no ayudan.
Y ahora que vuelvo a dormir, ¿abandono o sigo?. Creo que seguiré intentándolo, buscando otras horas del día (porque necesito estar sola, en fin...) y por ende otros entornos (esta es una idea prestada), y no castigándome porque ay!, hoy no lo hice, huy! hoy, tampoco.
Si la comida llama a la comida, el baile al baile, y el dinero al dinero,...el sexo debería llamar al sexo.