A menudo me pregunto por qué resulta tan difícil mantener el equilibrio y la perspectiva. Esos días del mes en que la hormona ataca despiadadamente, noto el desequilibrio aún más si cabe, esa lacerante daga en la garganta, ese puño en el pecho,…El resto del tiempo la batalla es soterrada, siempre yo contra mi, tratando de devolver al pensamiento negativo uno positivo, y así equilibrar la balanza.
Enumerar las razones por las que debo sentirme afortunada no me alivia en esos momentos, (ni en muchos otros, a decir verdad,..), y todas las agonías y pensamientos reincidentes cercenan el suelo bajo mis pies. Objetivamente, soy una privilegiada: tengo trabajo, tengo un compañero a mi entera satisfacción, tengo dinerillo ahorrado para comprarme una vivienda y que el dinero a solicitar al banco sea de un 25% del coste total del inmueble, mis padres están vivos, relativamente sanos y en sus cabales, no tengo ninguna enfermedad grave, mi familia directa ahora mismo tampoco,…
Subjetivamente, estoy atrapada en un trabajo anodino y repetitivo, poco exigente, y a jornada partida (eso me mata), en un pueblo que no me gusta y en el que dependes del coche para todo; no me gusta nada conducir y tengo que hacerlo todos los días para ir a trabajar; mi abuela se está muriendo, siempre estoy cansada, odio el deporte y sólo soy capaz de hacer algo si pago por ello o si encuentro gente con la que compartirlo; no sé estar tranquila, no tengo una red social física consistente en donde vivo, porque siempre me he estado trasladando de residencia, y aunque procuro hacer actividades con conocidos, no es lo mismo que tener amistades, …
El caso es que no sé contemporizar, no sé aceptar, he sido educada en la creencia de que el que se lo “curra” lo consigue (tremenda falacia, ya que se basa en la justicia, y el mundo es de todo menos justo).
Y sin embargo, en el fondo, y aunque no soy capaz de asumirlo ni aplicarlo, estoy segura de que la cosa se acerca más a estas máximas del pensamiento taoísta:
“Demasiado deseo entristece el corazón”.
“El Sabio acepta el Mundo (…) No se empeña, y así realiza su obra”.
“Cuanto más empecinadamente se intenta algo, mayor es la resistencia que se crea; cuanto más se actúa en armonía con el universo, más se logrará y con menos esfuerzo”.
El problema es que no sé cómo ir hacia la flexibilidad del bambú, y me obstino en ser cualquier otro árbol que, aún robusto, se quiebra en la tormenta.
Así pues, una serie de días al mes soporto una angustia indescriptible, sin estar enferma, ni muriéndome ni en la indigencia, por lo que no tengo motivos serios de angustia: ¿Qué no me gusta mi trabajo?, como a media humanidad, ¿que el horario no es compatible con una vida personal y familiar satisfactoria?, idem de lienzo, ¿que no habiendo ningún impedimento real no obtendré el horario que quiero porque la empresa no quiere hacer diferencias ni generar polémicas, y porque se sigue teniendo una idea errónea de la productividad?, como todos los demás, ¿que veo poco a mi pareja porque los horarios no coinciden?, otro tanto de lo mismo, ¿que la mayor parte del tiempo estoy cansada y dolorida?, sigo empatada con un montón de gente, ¿Qué no tengo amistades sólidas en mi entorno cercano?, sigo pareciéndome al resto de la humanidad…y así hasta la exasperación.
Busco el cambio, pero al mismo tiempo me aterra su posibilidad real, porque ello pueda suponer más inconvenientes que beneficios, ¿busco mejorar mi vida profesional, a costa de la personal?, no quiero pagar ese precio, ¿busco trabajar en otro sitio que nos sea más cómodo geográficamente a ambos?, no estoy dispuesta a perder la poca (o mucha) calidad laboral que tengo ahora, es muy difícil encontrar algo ahora, y menos en un lugar en concreto, y menos con mis estudios (¿en qué hora tuve la estúpida idea de estudiar lo que me gustaba, en lugar de lo que era útil?)… “Pao se bogas, pao se non bogas”.
Hay veces en que pienso que soy genéticamente incapaz de ser feliz, dado que la felicidad pasa por la aceptación, si perder la fé pero sin perder la vida en el intento; no empeñarse tanto, que la vida no te vaya en algún cambio que, “a priori”, no sabrás si será beneficioso o no, sino todo lo contrario. Pesan los años convividos con personas que también se empeñan de una forma muy insana, ya que estoy segura de que la herencia también abarca los comportamientos relacionados con la gestión (o no) de la vida y los cambios.
Soy incapaz de disfrutar de la inactividad, pero extremadamente vaga, así que me revuelvo en el sofá por horas, haciendo algo que en teoría me gusta, pero sin disfrutar plenamente de ello porque el pensamiento de fondo es que tendría que estar en otra parte, haciendo otra cosa, haciendo el ejercicio ese que tanto odio, limpiando, poniendo lavadoras,…
Rara vez, me despierto enérgica y entonces hago lo que debo y lo que quiero, cabe todo, hay tiempo para todo, y me siento completa al acabar el día; esos días son como un rayo de luz en la oscuridad, la promesa de que puede ser diferente, aunque la cotidianeidad la disipe hasta nuevo aviso.
No sé qué entretenimiento buscar que me ayude a practicar la aceptación, a disminuir la ansiedad, a mejorar mi cuerpo y mi espíritu, y que se pueda hacer en un pueblillo insignificante, que me motive y no suponga una obligación de las tantas que me auto-impongo por mi propio bien, y de las que intuyo que peor sería si no me las impusiera.
Hola Wendy.
ResponderEliminarDespués de un tiempo que llevabas sin escribir, me llegó aviso de mi google reader.
Venía a leer un post más y decir alguna cosilla, poco más que un saludo.
Pero la verdad es que no me da la gana de decir "cualquier cosa"
veo reflejada en tu escrito a una mujer "que fui"
y que todavía soy más veces de lo que debería,
aunque tengo buenas temporadas en que todas esas cosas qeu apuntas en tu post ya no me torturan y me siento liberada.
Ojalá pudiera decirte el secreto,
tengo algunas ideas, pero creo que solamente lo hizo... el tiempo. hacerme mayor. que putada, no?
:)
Volveré en otro momento, que ahora salgo del curro, y tengo que ir a revolcarme feliz en mi sofá, sin mover el culo del asiento, hinchándome a chocolate, y planificando un posible hanky panky
-admíteme la broma, es para que sonrías y no pierdas la esperanza-
Bicos.
Me lo estaba temiendo, lo de la edad, porque hace unos años no tenía una semana de desazón completa, tenía temporadas enteras,...
ResponderEliminarTe permito todas las bromas que quieras, ¡para intensa ya estoy yo!.
No obstante, parece que escribir me procura cierto alivio, aunque a menudo me siento muy coñazo porque repito mucho en cuanto al tema de post.
Sé feliz, miña pombiña.
Yo también soy esa. O lo fui, o lo seré.
ResponderEliminarY doy gracias a Afrodita por haberme enviado esta vocación escritora que me mantiene tan ocupada, con la cabeciña dale que dale. Supongo que encontrar una actividad creativa es un buen camino, y aceptar la tristeza como parte de nuestra biografía pensante también.
Y me alegro mcuchísimo que la edad vaya enseñando, menos mal, se nos caen las tetas, los pellejos, el culo, etc., etc., etc., pero logramos estar contentas en el sofá. Algo es algo.
Hombre, tener todo en su sitio (más o menos), si no tienes la tranquilidad para apreciarlo...
ResponderEliminarCreo que la clave está en encontrar el entretenimiento definitivo, como tú por suerte has encontrado; yo, por mi parte, me dedico a:
- leer,y ver capítulos de series en el ordenador, cosas ambas de mi gusto, pero en las que queda siempre un rescoldo de intranqulidad y cabeza pensante (creo que hasta oigo los engranajes),
- practicar pilates y salir a andar un par de dias a la semana (no me gusta nada el deporte, pero después mi cuerpo agradece estas actividades, así que me obligo),
-y en la temporada invernal, me peleo a muerte con un montón de amas de casa para conseguir una plaza en las escuelas municipales en la clase de baile moderno,..¡esto sí que me encanta!, es la única actividad deportiva que afronto con gusto). En verano tengo "mono" de esa actividad....
Y después hay que cocinar, hacer la compra, limpiar, poner lavadoras,...
Lo dicho, no he encontrado la clave de la abstracción total que me lleve a desconectar y relajarme (las técnicas habituales no funcionana conmigo, me pongo más nerviosa).
En todo caso, ambas sois una esperanza real para mi.
Biquiños.
¡Dios, mira que me enrrollo!.
ResponderEliminar(me disponía a ir poniendo los párrafos en los que me identifico o me he identificado en muchos momentos, pero es que son prácticamente todos, así que paro)
ResponderEliminarrealmente me sorprende bastante este parecido, porque aunque sé que todos somos más semejantes que diferentes,
en mi entorno me sentí muchas veces "la rara", "la sufridora".
Pensaba que suerte tenían, le venía el estar contentos por naturaleza, como ser moreno o rubio. Yo también podría ser "rubia", que podría teñirme, pero a costa de mucho trabajo y nunca un rubio tan bonito...
Creo que he luchado mucho por "estar bien", al menos conscientemente.
Como ya te dije en el otro comentario, ojalá pudiera decirte: para sentirte mejor haz esto, haz lo otro. Creo que ya estás haciendo lo que hay que hacer: querer estar bien.
El problema es "el descontento" que subyace debajo de todo lo que haces.
Nunca supe de donde me venía a mí ese descontento que descubrí en la base de todo lo que sentía. Hasta busqué ayuda profesional, y todo mi discurso, entre lágrimas, era: no sé porque estoy mal: tengo trabajo, tengo un novio que me quiere, tengo salud...
pero entonces yo era muy jovencita, (20 años) y años despues comprendí que precisamente era tener trabajo, tener novio, etc. lo que me hacía desdichada (todo mi "futuro" estaba ya "hecho presente")... podía ver la sucesión de años de mi vida con ese presente que sería todo mi futuro... Yo no era consciente de lo frustrante que era eso para mis espectativas de adolescente, de jovencita... entonces, entre las hojas de las novelas se abría un futuro como una gran caja incógnita sí, pero en la que cabía la aventura, la pasión, los viajes, los hombres, las emociones...
y de pronto, con 20 años, no podría tener ya todas esas vivencias intuídas (no me iba a ir sin mi novio, con lo que yo lo quería, ni hacerlo sufrir, pobriño, con lo que él me quería a mi)
(no tenía poder adquisitivo con un trabajo de sueldo base) (solo era libre un mes al año) veía claramente mi futuro reflejado en mis cuñadas, pasando los findes en el chalet haciendo la barbacoa, tomando café, jugando a las cartas y preparando la merienda de los niños)
Comprendí (años después) que aquél me parecía un futuro aterrador.
Mira tú, que hoy x hoy ese presente me parece fantástico y no lo tengo!, todo lo contrario, ahora tengo la libertad para poder hacer (o sentir) muchísimas cosas que entonces no, incluso la capacidad para saberlo, para valorarlo; pero ahora ya hay muchas cosas que no me apetece hacer de las de entonces...
Pero el saber ya con seguridad que sólo voy a disfrutar lo que sea yo misma capaz de absorber, me ayuda bastante. Ya no hay futuros comprimidos en cajas por abrir que se expandirán cuando yo las abra,
no hay más futuro que hoy, y "ahora" no es un dicho, constato dia a dia en las señales que mi cuerpo me envía que es cierto, es la realidad,
apúrate tonta, me digo a mi misma, la vida se te escurre a través del descontento.
Yo creo que a veces, de fondo, hay algún problema de neurotransmisores, lo digo en serio, estoy arrepentida de no haber probado una temporadita -en las peores- algún tipo de antidepresivo que se adaptara a mi situación, estado de ánimo bajo, no depresión en sí misma, que los hay y funcionan, y alguna persona que conozco, dice simplemente, que, por fin, ha sabido lo que es el placer de sentirse vivo y respirar.
Un abrazo, Wendy, sigue no dejándote ir, y no desesperes, la vida nos lleva y nos trae; aparecen sorpresas que cambian lo que crees un destino seguro; no puedes controlarlo todo, aunque creas que sí; nada es seguro: ni el trabajo, ni el amor, ni los padres, ni la salud.-
asi que vive el presente y trata de no angustiarte. juega con las cartas que te han tocado en esta mano, que cada poco tiempo las cartas se reparten de nuevo.
Un abrazo.
¡Caray, muchas gracias por el comentario tan extenso!.
ResponderEliminarAgradecido el esfuerzo como es debido, te diré que supongo que necesito más años para saber qué me produce esta claustrofobia y cómo controlarla/sofocarla/disminuirla, porque aunque tengo claro qué no me gusta en mi vida, también sé que podría ser bastante peor, y que muy probablemente me produzca claustrofobia cualquier otra, porque lo que me produce claustrofobia es la vida tal como está montada, pero si quiero comer caliente todos los dias, es lo que me queda,...
Quiero decir que no creo en que nada externo va a venir a equilibrar a esta dorniña en permanente zozobra (aunque quiera un horario mejor, más sueldo, ver más a mi chico, vivir en un sitio que me guste más,...lo normal), sino que el movimiento tiene que ser interior, y por eso me peleo, aunque la última idea con la que estoy jugando a rebelarme se basa precisamente en la no acción mental,...tarea de titanes.
A menudo pienso en lo puñetera que es la genética (deformación profesional), habiendo heredado los genes del que peor se adapta de los dos, con diferencia, mientras que el otro es del tipo junco (claro que no sé si siempre ha sido así o es cuestión de aprendizaje, se lo he de preguntar).
También sé que a menudo, la capacidad de reflexión me ha parecido una auténtica maldición, me gustaría ser mucho más inconsciente, más ignorante si cabe,....
Y finalizo diciéndote que a mi los antidepresivos no me sirvieron más que para pasar un bache (una estupenda depresión por agotamiento), que me liberaron del sufrimiento a base de no sentir ni padecer, y desde luego estás muy tranquilito, pero la vida te pasa en sordina...además de otros múltiples inconvenientes que ahora no voy a enumerar.
Cada vez que tengo que ir al médico y me coincide un dia de esos de pie izquierdo, y el médico se apresura a recomendarme tal o aquel antidepresivo, y la baja (qué facilidades, debo de ser tonta por no aprovecharlas), le paro los pies. Porque sé que no todos los dias son malos. Sólo aceptaré medicación cuando durante mucho tiempo ya no crea que ningún dia será bueno.
Como ves, tampoco lo de la química es una cura universal.