Ayer lo pasé mal. Francamente mal.
Me pasa por hacerle caso a mi santo, que me convenció para ir al médico de cabecera (bonita expresión, si realmente te guardase como el supuesto ángel) y, una vez más, relatarle mis cuitas. Y digo una vez más porque ya va siendo casi milagrosos encontarte dos veces el mismo "ángel custodio" en dos visitas al centro de salud, siquiera consecutivas.
Me invadió tal congoja que no pude terminar, tuve que tenderle a la "ángela" de turno mi consabido esquema de desastres y ruinas físicas para que lo leyera, de lo cual la tipa coligió lo siguiente: "me parece que estás un poco deprimida".
Pues mira, sí, deprimida estoy de contarle una y otra vez mis difusos males a todos los matasanos que tiene a bien poner a mi servicio el Sergas, sin que a ninguno le importe una mierda mis padeceres. Aburrida estoy, y abatida, y violentada, y deprimida,....y por qué no: hasta los huevos.
W dixit.
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