Hace poco me vi obligada a hacer dieta, bastante estricta, por cierto: nada de dulce, nada de fruta, nada de lácteos, nada de harinas.
Objetivamente no resultó tan difícil, y hasta me sentí más ligera.
Subjetivamente, en cambio, fue duro, porque no hay nada en la vida que uno quiera más que lo que le prohíben, aún en el caso de que le haga daño.
Y ahora que vuelvo a comer de todo, y pese a que intento incorporar alimentos poco a poco, sin aterrizar de plano en las costumbres previas, vuelvo a la parálisis intestinal y el flato, a la hinchazón y a la incomodidad perpetua...
Entiendo que esto algo tiene que ver con mis estados emocionales y mi búsqueda de sentido y completitud, y también con el número de veces que me pierdo entre banalidades, pero...¿es esa la única causa?.
Tengo la vívida sensación de que esta sociedad post-industrial nos envenena: filosóficamente, porque nos arrebata el tiempo para la reflexión, trata de mantenernos perennemente ocupados para que no paremos y en el bendito aburrimiento descubramos la falta absoluta de sentido de las vidas que a menudo vivimos y de las preocupaciones que a menudo albergamos; y físicamente, porque la producción industrial de alimentos parece desvirtuarlos de tal manera que parece que no podamos digerirlos (hasta la inofensiva coliflor que compras en la frutería es una puñetera bomba de relojería).
Para colmo de males, si quieres comer alimentos frescos, prepara la cartera, porque comer sano se está convirtiendo en un auténtico lujo. No sabe uno si reír o llorar tras ver las campañas mediáticas encaminadas al consumo de frutas y verduras en lugar de eso que llaman los americanos "junk food", es decir, comida basura; a menudo me descubro reconviniendo a la televisión que quién va a pagar el lujo de comer sano, y el pobre electrodoméstico no tiene la culpa...
Vida indigesta, sistema político-económico indigesto, alimentación indigesta...¿acabaremos cultivando nuestra propia comida o muriendo de opulencia?.
La mal llamada candidiasis... Menuda jodienda :s
ResponderEliminarPues si...vamos por el cuarto asalto, y a saber cuántos más quedan...
ResponderEliminarmmm, si estás en Madrid y todavía sigues dando tumbos y te sientes muy baja de fuerzas te recomiendo a la doctora de Buen. La consulta es algo carilla (150 euros) pero te curas de todas todas. Si tienes seguro privado te compensa.
ResponderEliminarPues ya no estoy en Madrid, sólo aguanté un año, y ahora estoy en Galicia; vivo en un pueblo pequeñito (8000 almas), y trabajo a unos 18 km, en un polígono industrial que está en el medio del monte.
ResponderEliminarHubiera estado genial saber esto cuando estaba en Madrid, me hubiera supuesto los ahorros de 5 meses pero lo daría por bien empleado.
De todos modos, me voy a leer su web y quién sabe en el futuro...
Agradezco un montón el consejo, este tema no es grave pero sí insidioso y absolutamente desquiciante, a la par que imposibilitante para algunas de las actividades más importantes a nivel fisiológico para el bienestar del alma...
si las costumbres habituales te provocan malestar quiza es que el cuerpo te esta enviando una señal inequivoca..
ResponderEliminarAun sin conocerte seguro que ademas de mas ligera, seguro que te encontrarias mas radiante, con mejor color de piel y hasta mas guapa... ;)
¡Muchas gracias!, pero en honor a la verdad te diré que no. Más delgada, si, más radiante, no; ni las molestias ni mi estupendo color de piel me lo permitieron.
ResponderEliminarAhora que vuelvo a comer de todo sí que tengo la intención de reducir determinadas cosas a la mínima expresión, y ahí espero recuperar la serenidad y la sonrisa...
Pero si, más allá de las causas físicas del desarreglo, están las psicosomáticas, y esas aún estoy desentrañándolas, sin seguridades ni garantías...
ResponderEliminar