A menudo me pregunto qué es más inteligente, soportar una situación incómoda, o incluso abiertamente hostil, encontrando la manera de sobrellevarlo, y esperar a que se diluya el tema (o incluso tratar de adoptar falsos comportamientos que nos protejan de la hostilidad, a costa de traicionar nuestros principios e idiosincrasia), o bien enfrentarse a la situación y cortar por lo sano.
Quizá la primera solución sea la más inteligente, la que permite adaptarse mejor al medio y sobrevivir, pero me parece tan alto el peaje por la tranquilidad, tan profunda la traición al fuero interno,...quiero decir que tomar esa actitud en pequeñas cosas es un buen sistema de adaptación, porque no es cuestión de andar "a la gresca" contínuamente con todo el mundo; pero cuando el problema afecta a gran parte de tu vida, la cosa cambia. Está claro que hay que elegir las batallas de un modo lo más consecuente posible, porque, entre otras cosas, estar batallando contínuamente sería agotador, así que aprendes a callar, a ser diplomático, es útil ...salvo en aquello que daña de algún modo nuestro núcleo interno.
Por ejemplo, no me voy a pelear porque la gente no entienda por qué me caso de rojo, invito a 50 personas y le digo al clérigo oficiante que uno de los contrayentes es ateo, cuando era más fácil adptarse a lo establecido y mentir cual bellaca; pero sí me enfrentaré cuando una animadversión personal en el trabajo corrompe de tal modo la faceta profesional que me impide trabajar, porque al trabajo voy a trabajar, no a hacer amigos.
La segunda opción es más amarga, e incluso puede ser malinterpretada por quienes no entiene eso de salirse de lo establecido, pero por el contrario, me parece más fiel a uno mismo. Aquellos que te aconsejan diciéndote que es mejor hacer en cada momento lo que conviene, no piensan en lo que te conviene a ti, sino en lo que les conviene a ellos (las etiquetas y los rebaños son más cómodos), o a la sociedad.
Con esto quiero decir que en algún momento has de tomar la decisión sobre si siempre vas a hacer aquello que es aceptado por la sociedad (en sentido extenso e "intenso") o por contra lo que es saludable para ti mismo, aunque tus relaciones sociales se resientan en muchos casos, porque los raros no están bien vistos (pero los hijos de puta, si, qué cosas).
La cuestión es elegir las batallas con cuidado, sopesar qué se gana y qué se pierde, porque no se puede vivir de espaldas a todo el mundo, ni tampoco de espaldas a uno mismo.
Y seré tonta rematada, pero no puedo evitar preferir la opción amarga, pese a que entiendo las ventajas de adoptar otra actitud. Simplemente no puedo y no quiero. Y tiendo a apreciar más y mejor a las personas que eligen el camino difícil.
Los buenos estrategas siempre tratan de mantener un equilibrio entre las causas, siendo importantisimo el factor sorpresa para despistar a propios y extraños
ResponderEliminar¿Quiere esto decir que ceder siempre no tiene por qué ser la mejor estrategia?.
ResponderEliminarNo obstante, para tomarse la vida como una estrategia, hay que tener mucha sangre fría. Y no siempre se puede.
Gracias por el comentario.
Prefiero ser fiel a mi mismo.Cura en salud.
ResponderEliminarSólo cedo cuando la otra parte cede en sus pretensiones también.
De espaldas a los demás siempre se puede vivir, a uno mismo nunca.
Yo trato de ser fiel a mi misma, pero reconozco que, a veces, es difícil ir contra corriente porque te aisla, y al fin y al cabo somos seres sociales (aunque no a cualquier precio).
ResponderEliminarEn otras épocas de mi vida me ha costado mucho sufrimiento la fidelidad, aunque he de reconocer que no me arrepiento. Creo que no quiero hacer las cosas de otra manera.
Si que con los años vas teniendo cintura, no siendo tan radical, y eso ayuda, pero el fondo es el mismo.
Además, si algo te hace sufrir, porque no tienes las herramientas para llevarlo bien, o tus estrategias fracasan porque tienes unos límites claros, mejor cortar por lo sano. Alargas la vida y al menos comerás por placer, no por ansiedad.
pero reconozco que, a veces, es difícil ir contra corriente porque te aisla
ResponderEliminarAhí es donde duele.
Te recomendaría leer el Miedo a la libertad de Erich Fromm, claro que a mí me sirvió para estar lo jaula que estoy, lo que no quiere decir que te vaya a convenir...
besos.
Rauda y veloz, he procedido a rastrear el libro por internet, para proceder a su rapiña, y en la clasificación del mismo he visto las etiquetas tesis y psicología. ¿Será el mismo libro?, ¿seré capaz de leerlo?. De un tiempo a esta parte, sólo me quedan energías para ver series en inglés y pelis de "amor y lujo".
ResponderEliminarP.D. Me inspira más la gente particular (léase jaula, bohemio,...) y ligeramente inadaptada. Me veré reflejada...