martes, 19 de mayo de 2009

Aprender a aceptar, aprender a resignarse….

Aceptar y Resignarse son Cosas Distintas

Lo saben todos los terapeutas, para superar algo hay que empezar aceptándolo.
Aceptar es reconocer que lo que ha ocurrido, ha ocurrido. Cada cual hizo lo mejor que pudo, pero no pudo ser. Ya está, no hay que darle más vueltas, las cosas son así. Cuando aceptas una situación, el mundo se abre de nuevos caminos. Comienzas a entender lo que ocurrió. El dolor existe, pero nuestra reacción a él no tiene que ser automática.
Resignarse es lamentar lo perdido. Desear que hubiese sido de otra manera. Esperar la revancha. Fantasear que las cosas cambien. Volver al comienzo. Resignarse porque no te queda otro camino te mantiene en el mismo camino, no ves las salidas.
Resignarse nos esclaviza. Aceptar nos libera.
Jesús Encinar

Según la RAE, la cosa no está tan clara:
  • Aceptar (Del lat. acceptāre, recibir). 1. tr. Recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, ofrece o encarga. 4. tr. Asumir resignadamente un sacrificio, molestia o privación.
  • Resignar (Del lat. resignāre, entregar, devolver). 3. prnl. Someterse, entregarse a la voluntad de alguien. 4. prnl. Conformarse con las adversidades.
  • Conformar (Del lat. conformāre). 5. prnl. Reducirse, sujetarse voluntariamente a hacer o sufrir algo por lo cual se siente alguna repugnancia. 6. prnl. Darse por satisfecho.
En un foro de internet he encontrado esto: “La resignación, en cambio, creo que no aporta ni comprensión, ni aceptación, es más bien una derrota asumida”.

Parece que los especialistas establecen una diferencia sutil entre resignarse, como algo pasivo y doloroso sin mayores consecuencias, y aceptar, como algo activo y enriquecedor; no creo que la línea divisoria esté tan clara, y, según mi experiencia personal, a lo largo de un mismo día se oscila entre la resignación, la aceptación, la conformidad y la resignación más a menudo de lo mentalmente saludable, como un barco en zozobra; efectuar el esfuerzo pro-activo de amarrarse a una sola de estas acciones significaría renunciar u obviar múltiples sentimientos contrapuestos que a uno le acechan sobre la misma cosa.

Desde luego, no es tan fácil, ni siquiera sé si es posible.

2 comentarios:

  1. hola wendy: aquí vengo a curiosear, ya que te destapaste en el blog de erotómana.
    La curiosidad también es algo muy humano, casi siempre positiva, porque nos estimula a aprender, a conocer, a abrirnos, pero también con su cara oculta enfermiza.

    Esta entrada tuya debatiendo(te) entre la aceptación, la resignación y la conformidad, me parece interesante. Creo que es más fácil distinguirlo cuando uno no está metido en una situación en la que quiere encontrar cual de ésas palabras es la adecuada.

    La aceptación es graciosa, (se pòdría responer con un "gracias") aceptas algo que se te da, que se te ofrece, sea una cosa, una situación, un estado etc.
    la resignación... una fase supongo,he pasado por momentos de resignarme cuando ya claudiqué en la lucha, pero siempre de mal grado, con tristeza o con rabia.
    La conformidad es más llevadera, según yo lo veo. Algo te gustaría que fuera de otra manera, pero como no es posible, o costaría demasiadas renuncias, la "aceptas" pero sabiendo que renuncias a algo. Una vez aceptado todo va bien. si no va bien es que es resignación jajaja.
    En fin, te dejé mi punto de vista,
    esta entrada tuya ya es antigua, y seguramente que hoy en dia lo tienes bastante más madurado.

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  2. Pssé. Madurado, madurado...los lunes, miércoles y viernes soy adulta, y el resto de dias me tiro de los pelos.

    Hay por ahí una entrada que se llama encrucijadas, que muestra que muy claro no lo tengo.

    Cuando estás a punto de cuajar la tortilla, la vida le da la vuelta a la sartén, y este huevo lleva mal los cambios.

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